viernes, 25 de noviembre de 2011

El Guepardo, el animal más veloz de África y del mundo en peligro de extinción

El Guepardo que se confunde generalmente con el leopardo es totalmente diferente. Es más solidario, más rápido y también agresivo pero no sabe denfenderse ni de los depredadores ni de los ganaderos. Hay muchos científicos interesados en conservarlo. Pero en vano

El guepardo (Acinonyx jubatus), también llamado chita (del inglés 'cheetah'), es un miembro atípico de la familia de los félidos. Es el único representante del género Acinonyx. Caza gracias a su vista y a su gran velocidad. Es el animal terrestre más veloz, alcanzando una velocidad punta entre 95 y 115 km/h en carreras cortas de un máximo de 400 a 500 metros.

La verdad es que identificar este animal no nos ha sido tarea fácil. En castellano por lo general basta añadir una "o" a un animal, planta u objeto de raíz latina, para conseguir el nombre en español. Pero en Internet la cosa no ha sido tan sencilla. Para escribir sobre el guepardo, marque en Internet esas dos palabras y me salía continuamente el leopardo y la indicación de búsqueda "search usted el leopardo" y me cansé y lo busqué en francés el guepard la indicación fue "did you mean le guepard?.

El nombre guepardo (guépard en francés, ghepardo en italiano y Gepard en alemán) proviene del griego γατόπαρδος gatopardos y del latín medieval gattus pardus, con el significado de "gato leopardo". Por otra parte, chita proviene del hindi chiitaa, que probablemente tiene su origen en el sánscrito chitraka, o "el de los topos". Pesa entre 40 y 65 kg.

A principios de siglo había 150.000 guepardos en el mundo y hoy quedan 9.000 ejemplares. Al contrario que el leopardo, el guepardo es un animal fácil de domesticar hasta el punto que un aficionado de África solía decir: "El perro será el mejor amigo del hombre, pero el guepardo es sin duda el mejor amigo de la mujer". Y en Sudáfrica y en Namibia, en cualquier colección de fotos a anuncio publicitario aparece una dama, dando el tetero a un cachorro de guepardo. Pero para su conservación y al contrario que el leopardo, el guepardo es difícil de cruzar en cautividad.


La razón principal es que el 95% de los guepardos en Afrecha no quieren los parques nacionales, y vive desplazado de los grandes felinos. Esto hace que sea fácil hallar guepardos vagando por vastas extensiones dedicadas a la ganadería a la que cazan sin piedad. Y se hagan mucho más enemigos de los granjeros que el leopardo. La vida de 10.000 guepardos en Namibia estaba en los últimos 25 años en manos de los ganaderos. El resultado es que hoy apenas quedan 1.200.

Hemos sabido mucho de los guepardos gracias a los periodistas Eric Robert y Silvie Bargerot que cuentan historias fabulosas de Wayne y Ise, Peter y Desirée, con animales de Namibia. También Dan y Laurie, Marker-Kraus han pasado más de 20 años trabajando creando una base de datos para los zoológicos y lo que es más importante tratando de constituir un grupo genético en cautiverio para salvaguardarlo de la muerte. Hay muchos científicos que consideran sería mejor el haber intentado tratar de salvar la especie en su hábitat natural. Sólo un 13% de los guepardos procrean en cautividad y el porcentaje va bajando. Dos científicos norteamericanos se han establecido en una granja para llevar a cabo una investigación y un programa educativo en pro de la supervivencia de los guepardos. Fundaron el CCF "Cheeteh Conservation Fund" (Fondo para la conservación del Guepardo)

El guepardo es el animal terrestre más veloz del mundo, corre a una velocidad máxima de entre 95 y 115 km/h (Puede alcanzar los 92 km/h en sólo 2 segundos), si no alcanza a su presa en menos de unos 400 metros abandona la persecución. Su presa fundamental es la gacela. El guepardo posee una anatomía especializada para la carrera. Posee el mayor corazón en proporción a su tamaño de todos los felinos. Esto le permite bombear la sangre con más fuerza hacia todo su cuerpo. Sus pulmones y fosas nasales son muy amplios para absorber más oxígeno, una cola larga que puede alcanzar la mitad de la longitud de su cuerpo que le da estabilidad en la persecución. Sus garras no son retráctiles como las de los demás félidos, esta característica mejora su tracción en altas velocidades.

El Guepardo pudo haber muerto hace miles de años, sabe cazar, pero no defenderse. Hace aproximadamente diez mil años, el guepardo estuvo a punto de desaparecer de la Tierra, víctima de su propia incapacidad para defender las presas que obtiene, e incluso a sus propias crías. Según los estudios genéticos más recientes, su reproducción en aquella época se produjo desde un grupo muy reducido, lo que en la actualidad les concede a todos un mapa genético muy parecido.

La mayoría de los parques y reservas de África les brindan poca protección, prefiriendo la presencia de hienas y leones, cuyo número se mantiene estables. El guepardo es incapaz de pelear con los grandes depredadores que matan a sus crías (el 80% de ellas a causa de la ferocidad de las hienas). Los que rigen los grandes parques no quieren estos espectáculos sangrientos entre felinos crías.

Namibia es el hogar de la población más grande de guepardos del mundo. El 95% aún allí desdeña los parques y vaga libremente por la sabana. La segunda razón es que el número de granjeros ha disminuido y más con la crisis. La mayor parte de guepardos en cautiverio proceden de Namibia. Así pues el CCF se ha instalado en Namibia. Además hay el factor de que los guepardos ocupan una zona continua que abarca 265.000 km2. Como es una criatura frágil con debilidades genéticas, hay un alto riesgo de procreación dentro de la misma familia, y su mezcla entre sí constituye un grupo genético viable para el futuro de la especie. Un punto interesante es que el territorio de un guepardo de Namibia es casi el doble de tamaño que en los parques de África del Este. Su comportamiento y hábitos alimentarios son completamente diferentes aunque aún no se ha llevado a cabo un estudio a fondo de las poblaciones del guepardo vagabundo.

Hace unos años se hizo un estudio aéreo desde un helicóptero de un grupo de una docena de guepardos con collares transmisores durante aproximadamente dos años y hay mapas que registran sus movimientos, caza, costumbres y familia. Se tenía archivada su sangre y tejido de todos los guepardos capturados y controlados para completar información biológica precisa, así como para aprender los lazos sociales entre animales del mismo grupo. 

La fauna de Namibia está a voluntad de los terratenientes. Los guepardos se reconocen y enlistan como especies protegidas, pero pueden ser eliminados por los braceros si amenazan al ganado. Por lo tanto los granjeros llevan una política “preventiva”, matando a todos los guepardos que aparecen por allí y autorizando a los “braconniers” (cazadores furtivos) a disparar sobre ellos y quedarse con su presa y botín (piel y carne).
Acostumbrado a que los carroñeros de mayor envergadura o fuerza (como la hiena, el babuino o incluso el león o el leopardo) les roben las piezas que caza, el guepardo se ha habituado a cazar en las horas centrales del día, cuando los otros depredadores duermen. Su estructura física adaptada a la velocidad aventaja a los leones y tigres pero su envergadura limita su capacidad de lucha y defensa, ya que su cuerpo esbelto y fino a expensas de la musculatura potente y la fuerza en sus zarpas lo limitan al momento de enfrentarse con un oponente con sus dotes tan poco defensivas.

Así, es probable que el guepardo sufra una fatal derrota. Por este motivo se retira antes de que suceda y de este modo evitar ser dañado. Los de la CCF con frecuencia alojan a los guepardos mientras les buscan una ubicación segura. Tienen como mascotas a dos guepardos que ellos mismos amamantaron y les sirven de guía. Se llaman ”Izzy” y “Cheeky”. Y es curioso que cuando un guepardo domesticado encuentra a uno salvaje perseguido, le ayuda a huir. La solidaridad es una de sus características. Hay granjeros que han aprendido la lección y ahora les protegen.

Un 78% de los granjeros no tiene problemas. Pero la costumbre es apuntar con su rifle y disparar sobre el guepardo, pero tampoco es tan fácil de acertar como a un león o un tigre. Una de las peculiaridades del guepardo es la del “árbol del juego”. Por lo menos en Namibia. El árbol en cuestión suele ser una acacia, que es de tronco bastante corto y sus ramas le permiten instalarse en él, lo que equivale a una referencia. El guepardo vigila este lugar privilegiado y deja su marca al orinar y defecar, ambos indicadores de la situación. Podría haber una hembra en celo cerca.

La hora en que caza evita también la presencia de los turistas, que, en otros momentos menos calurosos del día, suelen estorbar con su curiosidad en el momento decisivo de la caza. El calor hará más corta su carrera, y luego todavía tendrá que arrastrar la presa hasta un escondite a la sombra donde quede a salvo de los demás. Tiende a padecer estrés, así que en los zoológicos se aleja de los visitantes a las madres con crías y suelen mantenerse separados los machos y las hembras hasta el tiempo del celo. Tiene una vista privilegiada, que aprovecha para observar a sus víctimas desde la distancia, tumbado en un promontorio o subiéndose a un árbol. Es paciente y tranquilo; sabe escoger su presa y esperar el momento adecuado.

Su forma de actuar es casi científica. Como un muelle que acumula energía para efectuar un único salto, el guepardo no se precipita durante la caza. Otros depredadores, como el león cuando está hambriento, desperdician energías corriendo sin mucho tino detrás de las presas. El guepardo, en cambio, espera. Y cuando finalmente empieza a correr, acierta en la mayoría de las ocasiones. Su efectividad se ha estimado en un 60%, frente a poco más del 25% que consigue el león. El guepardo logra entre 150 y 300 presas anuales, frente a las 30 o 40 que consigue el león. Claro que el guepardo pesa tres veces menos y corre el doble de rápido.

A diferencia del resto de los felinos, sus uñas no son retráctiles sino que le sirven para aumentar la tracción. Puede alcanzar velocidades de hasta 115 kilómetros por hora, pero durante su formidable carrera no puede mantener esta velocidad más de 500 m. Se han verificado velocidades en los guepardos de más de 114 kilómetros por hora, pero en casos muy aislados. La velocidad media del guepardo oscila entre los 98 y los 108 kilómetros por hora. Suele prodigar sus atenciones como depredador a las gacelas y los impalas, aunque también devora a las crías de otros mamíferos, especialmente de ñu y cebra.

Como buen cazador que es, escoge en cada ocasión la táctica más adecuada. Si el terreno le permite acercarse sigilosamente, pondrá en práctica toda su habilidad de felino para atacar desde lo más cerca posible, y aprovechar luego la desbandada para lanzarse sobre la víctima más cercana ignorando al resto. Cuando el terreno es demasiado regular, estudia la situación desde lejos esperando que algún adulto se retrase o buscando un ejemplar más vulnerable que el resto. Si no tiene más remedio, también puede comenzar la carrera desde lejos, manteniendo una carrera de fondo que separe del grupo a alguna hembra en gestación o a alguna cría a la que atacará enseguida.

Cuando nace el guepardo es casi blanco y muchos estudiosos han creído enfrentarse a albinos
Los guepardos son polígamos. Terminada la cría de su anterior camada, la hembra buscará uno o varios machos que la fecunden, y dará a luz una camada de entre dos y cuatro crías después de un periodo de gestación de tres meses.  Las hembras pueden tener hasta cinco cachorros por camada. Cuando nace, la cría no tiene manchas.

Las crías suelen pesar unos 300 g, y atraen también la curiosidad de los safaris fotográficos, reuniendo en ocasiones hasta quince grupos de personas. Esta intrusión es molesta, pero constituye una alternativa económica a la caza furtiva o al tráfico de animales. Tan pronto como la noche se lo permita, la madre trasladará a los pequeños de lugar, poniéndolos a salvo de curiosos. Menos considerados son los leones, los leopardos, las hienas y otros felinos. Si descubren la camada cuando la madre está cazando, no tendrán ningún problema en incorporar los pequeños a su dieta del día.

Los cachorros no serán capaces de seguir a la madre hasta las cuatro semanas de edad. Los otros animales, el frío y el hambre hacen estragos entre ellos antes de cumplir los tres meses. Solo tres de cada diez sobrevivirán a este periodo. La hembra se ocupa de los cachorros sin que el macho la ayude en ningún momento. Para enseñarles a cazar suele capturar vivas algunas crías de gacela que luego les ofrece para despertar su instinto de cazadores. A los diez meses, los pequeños ya pueden cazar algunas piezas pequeñas.
Al cumplir un año y medio, la camada pierde todo contacto con la madre, pero siguen juntos hasta el primer celo. Entonces las hembras se separan e inician su solitaria vida. Los machos, en cambio, permanecerán juntos para cazar en equipo animales de mayor tamaño, como gacelas y ñus.

El guepardo no puede rugir, a diferencia de otros grandes felinos, en cambio emite un sonido muy parecido al de algunas aves. La piel de guepardo era considerada como un símbolo de estatus. Hoy, los guepardos tienen una importancia económica creciente para el ecoturismo y también se encuentran en zoológicos. Son mucho menos agresivos que otros felinos grandes y ya hemos hablado sobre su mansedumbre para ser domesticados como “Izzy y Cheeky” por lo que a veces son vendidos como animales domésticos.

Los egipcios antiguos los conservaban como mascotas, y también eran entrenados para cazar. Los guepardos serían llevados a los campos de caza, vendados y encapuchados, y serían sostenidos con correas mientras los perros ponían en retirada a su presa. Cuando la presa estaba lo suficientemente cerca, los guepardos serían liberados y las vendas retiradas. Esta tradición llegó a los antiguos persas y luego a India.

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